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¿Qué has soñado con tener? ¿Qué te gustaría resolver? ¿Qué quisieras disfrutar?

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¡Aquí vamos de nuevo! Queridos amigos lectores, desde que me determiné a crear un espacio para escribirles he enfocado mis esfuerzos en que encuentren en cada uno de ustedes la fortaleza que los acompaña en su interior, para que puedan escribir su mejor historia. Esta vez quiero compartir, desde una experiencia muy personal, los retos a los que nos enfrentamos cuando decidimos cambiar y reescribir una vida distinta a la que pareciera se nos ha asignado para vivir. En un vídeo reciente, les compartía sobre estos retos, pero como sé que lo que se escribe permanece, quiero compartir con ustedes, algunos de los retos que no sólo te ayudan a forjar el carácter cuando decides emprender en un rumbo nuevo, sino además te ayudan a convertirte en la mejor versión de tu propia persona; siempre lo he dicho, emprender se trata de libertad, se trata de sentido, de vivir una vida con propósito.  En este enlace puedes revisar el vídeo y entonces ir asociando tus propias experiencias en esta lect

El precio de volverse aunténtico, parte 2.

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Todos nosotros, en algún momento, cansados de estar sometidos a una cultura que nos roba nuestra autonomía, independencia y derecho a expresar quienes verdaderamente somos y lo que verdaderamente anhelamos, hemos alzado la voz, aún cuando sabemos que el precio a pagar es alto. La cultura puede ser una nación, un estado, una ciudad, un pueblo o nuestra propia familia. Regidas por principios absurdos, un sistema de creencias basados en la mutilación de nuestra verdadera naturaleza y que impide lo más preciado que tenemos como seres humanos que es la libertad. Todos nacemos dentro de un núcleo que tiene sus propias creencias e ideas de cómo debe ser la vida, creando reglas de convivencia que muchas veces no están escritas precisamente en alguna constitución, sino que se vuelven costumbres que dictaminan cómo debemos de comportarnos y participar dentro del entuerto (la mayor parte del tiempo, el conflicto más grande está en el núcleo familiar, pues es ahí donde hemos adquirido nuestro

El precio de volverse auténtico, parte 1.

Existió una vez un pueblo con un rey. Durante muchos años el Rey se dedicó a hacer que sus súbditos, su pueblo y todo caminante que llegara de paso, pagara como impuestos sus mejores j oyas, ropas, pieles y demás; pues la vanidad del rey era tan grande, que tenía leyes muy estrictas a cerca de esto y gracias a su vanidad: nadie podía lucir mejor que el mismo rey. Tenía al Pueblo en una pobreza que se podía oler desde lejos, la tristeza de las personas se palpaba. Nadie podía viajar o salir fuera del pueblo, no tenían permitido educarse, leer libros y mucho menos que menos, podían hablar entre ellos de sus inconformidades. Quien lo hiciera, sería castigado con el exilio en uno de los calabozos más profundos del reino, para que fuera olvidado, ignorado y su voz jamás escuchada. Lo único que todos hacían era seguir una vida rutinaria: levantarse a cierta hora y empezar a trabajar en las tareas que el rey dictaba, si quedaba algún tiempo libre, el cansancio era tal, que simplemente los h

Un paseo hacía el soñador que fuiste

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Desde que somos niños soñamos con nuestro futuro. Soñamos con tener éxito, con conquistar el mundo o viajar por él, con ser bomberos, artistas, maestros, doctores, que construimos edificios o los derrumbamos. Creemos que somos invencibles y que podemos volar si así lo deseamos, pero ¿qué nos pasa después?  Después nos pasa la vida, los años, las malas experiencias y el ruido de ese montón de gente que hace fila para decirnos que somos incapaces de lograr esto o aquello.  Que no tenemos ese talento, esa voz, ese cuerpo, ese toque, esa creatividad o el dinero suficiente para lograrlo y llegar hasta donde queremos.  Y lo peor, lo peor es que se los creemos todo, les compramos el cuento completo y empezamos a actuar como si lo que hacíamos de niños no lo hubiésemos vivido en carne propia. Pero mira esas viejas fotos y esos viejos vídeos donde cantabas, actuabas, eras creativo, eras un líder o una líder. Pateabas bien ese balón, fuiste el mejor en aquella obra, jugabas a ser presidente y

Apuesta por ti, siempre por ti.

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¡Volar y seguir tus sueños no es perfecto, simplemente es mejor! Hace poco en un vídeo les compartía sobre los retos que te enfrentas cuando decides romper los esquemas que siempre te han marcado.  Tal vez a ti también, como a muchos de nosotros te trazaron un camino y te dijeron: síguelo. Sin cuestionar, haz lo que hizo todo tu linaje, estudia esa carrera, trabaja en esa profesión. Muchas personas, desde antes de nacer ya heredaron una profesión o una ocupación - rol en esta vida; sin que nadie se detenga una vez a preguntar si es eso lo que tú quieres. A veces pasa que siempre te dicen "tú puedes ser lo que tú quieras", claro, siempre y cuando encaje en el sistema de valores que hemos venido heredando generación tras generación. Puedes ser lo que tú quieras, siempre y cuando no cuestiones el sistema con el que hemos formado esta cultura (social o familiar). Entonces aquí empieza la lucha: cuando un día despierta tu conciencia y descubres que simplemente eres dife

Cuando empiezas a volar... ¿quién está a tu lado arrancándote las plumas?

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Recuerdo que cuando tenía 13 años, me sentía diferente. Creo que siempre lo fui, es sólo que de niña solía ser segura, confiaba en mis dotes artísticos: bailaba y cantaba en todas las fiestas; y solía decir que sería una artista muy famosa. Con el paso el tiempo, me dediqué tanto a que todos estuvieran contentos con lo que hacía, que guardé mi esencia y me construí dentro de lo que todos consideraban "normal". A los 13 años era la "amiguita" de todos. De los chicos y chicas listos (os), los y las populares y los que tenían problemas en casa, en la escuela y hasta de amores; siempre les ayudaba a sentir que podían apoyarse en mí. Y entonces eso me dejó lejos de ser yo quien tuviera la oportunidad de meterse en un lío de amores de juventud o problemas graves de conducta; aunque siempre me arrastraban por ser "la amiguita confidente", todos los adultos encargados de resolverlos, terminaban concluyendo que yo no tenía nada que ver; era demasiado buena como pa

Recapitulando...

Arrancamos otro mes y con este arranque, para muchos nuevos planes y metas por alcanzar. Si me han estado leyendo (espero con mucho entusiasmo que así sea y que de alguna manera haya podido llegar a ustedes), sabes entonces que he estado muy enfocada en platicarles de la tremenda lucha de conquistar nuestros sueños y más aún, descubrirnos en nuestra mejor versión: con todas nuestras fortalezas y debilidades, aquellas que representen una oportunidad de crecer. Se los cuento a través de experiencias, de convivir con personas que han logrado cosas tremendas en sus vidas y lo que ahora mismo representa para mí aprender de ellos cada día y levantarme a luchar yo misma. He descubierto que crear esas conexiones con alguien, aunque sea a la distancia, nos ayuda a inspirarnos y a encontrar respuestas a nuestras propias dudas, porque que resulta que otras personas en la búsqueda también las tienen.   Sé que para otras personas, terminar e iniciar semanas, meses o años no les represent